Mi novia encontró este blog y aunque ya sabía hace bastante tiempo de que yo escribía acá, no le había causado interés buscarlo, y yo pospuse darle el URLquizás porque ninguno sabría como manejarlo, y porque es tanto lo escrito que prefería que lo leyéramos juntos, en caso se necesitaran explicaciones adicionales sobre mi pasado.
Sé que es una mujer emocionalmente madura, y lo que leyó no le causó mayor sorpresa, acerca de la naturaleza masculina. Excepto la entrada en la cual yo comento que lo único que aún guardaba era el nombre del amigo con quien empezaba esta relación inmoral.
Varios meses después, surgió la ocasión para preguntarme, y aunque le di mi respuesta unas horas después (para ganar tiempo y ordenar mi mente), le conté todo, como el alcohol fue un factor que hizo borrosos mis límites, como había sentido la confusión crecer en mí, y cómo definía mi co-dependencia hacia él, entre otras cosas.
Mi relato fue algo nervioso, pero su reacción fue analítica y amorosa. Me explicó que como siempre, el apoyo de su círculo de amigas (cristianas, sólidas en su criterio), fue vital para analizar el conflicto que sintió al leer esa entrada, y para asegurarle cómo han visto en mi vida fruto de cambio, y así recuperó la paz. Me recordó también cuáles son los límites, los red flags que ella considera no-negociables en esta relación con respecto a nuestra honestidad y pureza sexual, y cómo sigue esperando que los respete.
Estoy convencido de que no hay mejor política que la verdad para construir una relación, y debido a que éste episodio sucedió hace varias semanas, he podido ver cómo el efecto de esa conversación ha servido para sentirnos cada vez más cercanos en ese amor que cubre toda falta.
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