Dios mío, Padre! Estoy cansado. Necesito fuerzas para seguir. No quiero dar marcha atrás, ni quiero dar paso al enemigo de mi alma. Lléname hoy con tu fuerza; abro mi vida completamente al Espíritu Santo, para que sea en mí un espíritu de poder, amor y dominio propio. Quiero seguir adelante, dar lo mejor de mí en lo que queda del día. Descanso en tus brazos completamente y sigo la marcha para destruir las fortalezas que quieren permanecer sin derecho en mi vida. Amén.
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