Todos pasamos por la tentación de que si nos gloriamos en la tribulación, nos empezamos a gloriar de nuestra gloria, y nos volvemos orgullosos de nuestro dolor, o usamos nuestra autocompasión como nuestra fuente de exaltación. Eso quebranta el corazón de Dios.
Solo una relación con Jesucristo y con su palabra viva puede tomar las tormentas de la vida y usarlas como un fondo musical para la melodía de la transformación.
-Russel Kelfer
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