- Hoy entiendo que no debo dudar en la provisión de Dios. El supo que yo necesitaba ser salvo sin que yo mismo lo supiera, y si proveyó para mi salvación eterna dando a su hijo, ¿no habría de darme otras cosas que necesito según su voluntad?
- Nadie puede acusarme por lo que he vivido. Hace unas semanas soñé que el diablo me acusaba con mi pasado y me decía que mi testimonio era un fracaso. ¡En Cristo nadie me acusa! ¡Ni hombres ni demonios!
- No hay ninguna condena ahora sobre mí, no debo pagar nada más por mis pecados; Cristo fue suficiente para pagar por todo;
- No hay nada que me separe de Dios, la brecha entre Él y yo fue cerrada para siempre y de una sola vez por Jesucristo. Por Él, nunca más esta brecha puede ser abierta.
- En Cristo yo puedo experimentar la victoria sobre mis temores, mis deficiencias, las tentaciones, el pasado y cualquier amenaza que viva. Ya la muerte fue vencida, y por eso sé que problemas menores que la muerte eterna pueden ser vencidos en la cruz cada día.
viernes, 26 de octubre de 2007
La provisión que encuentro en su cruz
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