Durante esta semana aprendo una lección valiosa. Encontré una entrada en un blog acerca de la identidad que como hombre tengo con respecto a la obra de Cristo. Quienes me conocen saben que tuve que resignarme a no participar en un evento que esperé un año entero (y en el que ayudé con todas mis fuerzas a planificar), pues no me dieron permiso en el trabajo.
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En medio de mis intentos por deprimirme y culpar a alguien, el recuerdo que escribe este hombre de ver a su padre trabajar, y sólo asombrarse y sentirse útil por tener el privilegio de verlo usar sus herramientas y evantualmente tomar parte en la acción me hace sentirme hombre, hijo y valorado en su obra.
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Si durante esta semana sólo seré una visita y no un ejecutor de su obra, estaré admirando su obra y su plan desenvolverse frente a mí, contento (en verdad contento) porque durante el resto del año usé las herramientas de mi padre, y ocasionalmente me dejó participar en un increíble trabajo.
Haber encontrado este blog es en verdad la sensación de haber encontrado un amigo en este cmaino de la búsqueda y restauración de un concepto sólido de hombría.
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