jueves, 24 de septiembre de 2009

Con seis centavos, habré vencido el miedo.

Antes de la experiencia de La Travesía del Corazón Salvaje, estuve trabado, atascado en mis acciones con respecto a cualquier tema financiero. Simplemente congelado cuando se trataba de decisiones. No fui al retiro con una expectativa de trabajar en esto, pero sucedió. Incluyo aquí algo que escribí en mi cuaderno de notas, aunque con arreglos para darle un mejor sentido.
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Recuerdo cuando mi papá me dijo que no podía ganarme ni cinco centavos. Se refería a que yo no podría trabajar para obtenerlos. Y todo por una broma infantil mía mientras veíamos la TV.
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Eso me dolió muchísimo, a mis cinco años de edad. Salí de la sala, y me fui a hundir en un rincón de una cama, rojo de vergüenza. Esa es la misma sensación que he tenido cuando se trata de emprender negocios o proyectos nuevos como adulto... hundido en un rincón de la cama.
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En efecto, creí firmemente que nunca podría ganar ni cinco centavos por mí mismo, con mis talentos y para mi beneficio. Desde entonces lo acepté, e hice el pacto conmigo mismo, en mi inconsciente infantil, de que nunca podría estar frente a la gente -frente a un mercado, a un público objetivo- y ganar su dinero. De hecho, siempre he dependido de un patrón, y aunque he llegado a ganar bastante plata, siempre he dependido de lo seguro, de aquellas cosas que no incluyen mis riesgos. Siempre he dependido de las circunstancias para obtener un salario, pero no de mi iniciativa.
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Ahora, me confieso distinto. Me hago sensible a las necesidades de la gente, a las necesidades del mercado. Puedo obtener su dinero para el Reino, para construirme, y para mi estilo de vida. No le tengo más temor a los contratos financieros, a ser sorprendido en una falta financiera, ni a entregar cuentas por mis gastos.
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Sé que mi papá tenía gastos ocultos. Mi familia ha tenido gastos ocultos. Yo renuncio a esta práctica, y me subscribo a un nuevo y mejor pacto con Cristo y con su cruz, un pacto de transparencia y libertad. Me confieso alguien que rinde cuentas, que es emprendedor, y que vence sus miedos con respecto a las finanzas.
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Hoy quiero romper con eso, y ejecutar, mostrar la forma en la que puedo ganar dinero. ¡Con ganar más de cinco centavos, habré superado mi miedo! ¡Sé que puedo lograr mucho más que eso!
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Quiero que mi vida sea una aventura de nuevo. Quiero que mi ministerio sea una aventura de nuevo. Renuncio a ser un bohemio irresponsable, renuncio a la procrastinación con respecto a ldinero. No volveré a huirle a las responsabilidades del día, ni a los conflictos. Abrazaré mi carácter sólido, y haré uso de él.
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Rompo hoy con todos los pactos que hice con el enemigo a través de mis aciones. No estaré paralizado. Rompo el pacto que tenía con el enemigo, basado en una ley superior que me ampara. Hago un pacto con la cruz, con el Espíritu Santo, con la creatividad y la imaginación que me brindan. ¡Vivo en un pacto mejor, sujeto a mi nueva naturaleza, convicto en lo que Sus Palabras dicen de mí como administrador, como creativo, como emprendedor y como hijo!

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