Parte de lo que Dios está haciendo en mi vida es llevándome a deshacerme de las "personalidades" o máscaras que formé para evitar vivir una vida en libertad como hombre. Hace un par de semanas, Dios me indicó que debo despedirme de mi papel de "Ministro Estrella", el gran hombre de Dios, el que tiene una palabra sabia para cada problema y un versículo para cada ocasión. Tal conocimiento vino en parte revelado en uno de los libros que Dios puso en mis manos.
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En verdad este rol me ha producido ansiedad, porque creyendo que siendo una buena imagen de hijo de Dios, podría convertirme en tal. Ahora sé que soy su hijo simplemente porque a Él le plació. Soy hijo de su misericordia, hijo de sus promesas. Aún estoy en formación y ¡ese pensamiento me libera!
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No debo fingir ser ministro, ser sabio. Sólo soy yo, orgulloso de estarme convirtiendo en el hombre que Él quiso que fuera. ¡Cuántos cambios ha traído esta verdad! Sé que mis amigos y familia lo empiezan a notar, y se sienten cómodos y confortados a mi lado, en vez de juzgados y presionados para ser los grandes campeones de la fé.
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¡Vivo y estoy feliz de no ser el creyente perfecto!
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