Hoy es el tercer día desde que inicié el estudio online de un curso en el ministerio Setting the Captives Free. Una amiga me lo recomendó, pues su esposo lo está siguiendo también.
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Sé que parte de mi restauración es la sanidad de mi sexualidad. Hoy mismo, en un tiempo de vocional, entendí del Señor que como su hijo pequeño, su niño, no debo cargar esa pesada necesidad de aprobación sexual como hombre. No necesito demostrar que soy sexualmente sano. Soy hijo de Dios ¡y él es mi aprobación! Estoy limpio, y hoy me siento con anhelo de seguir viendo que hará Dios para limpiar mi vida.
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