sábado, 11 de agosto de 2007

¡Ojalá una avalancha se llevara todo!


I took my love,

I took it down

Climbed a mountain and I turned around

I saw my reflection in the snow covered hill

still the landslide brought me down

Oh, mirror in the sky

What is love

Can the child within my heart rise above

Can I sail thru the changing ocean tides

Can I handle the seasons of my life

Well, Ive been afraid of changing

cause Ive built my life around you

But time makes you bolder

Children get olderIm getting older too

Oh, take my love, take it down

Climb a mountain and turn around

If you see my reflection in the snow covered hills

Well the landslide will bring it down

If you see my reflection in the snow covered hills

Well maybe the landslide will bring it down

Hace casi un año, escuché esta canción mientras trabajaba en mi computadora. Sin proponérmelo en realidad, la letra me hizo llorar, al recapacitar lo que mi vida y mi relación con Dios habían sido hasta entonces. Volví a escucharla, pues no creía que Dios me hablara a través de Fleetwood Mac.

Y es que lloré por ver ese reflejo mío, ser lo que nunca quise ser ni vivir en el destino que Dios quería que cumpliese. Con miedo al cambio, a probar una vida distinta a la cautividad; y viendo pasar el tiempo mientras mi alma se hacía más dura, menos receptiva cada vez de la voz del Señor. Y como termina la canción... ¡ojalá una avalancha se llevase todo!

Pues Dios ha sido hasta ahora una avalancha más que efectiva.

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