viernes, 26 de octubre de 2007

Redimido de tantas cosas

El redimió mi vida de la esclavitud a la angustia, a vivir en temor constante de no ser un hombre agradable a otros. Me libra de la necesidad de afecto y aprobación, me redime del dueño que tenía, la masturbación y la inmoralidad sexual. Mientras estaba en el curso de Libertad Pura escribí en una lección acerca del cruel dueño que resultó ser la lujuria, despertándome en la noche para atormentarme y exigirme el pago por ser un “hombre verdadero”, anulando la comunicación entre Dios y yo y avergonzándome en público por mi adicción. Ahora, soy redimido de eso.
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Me ha librado de la opresión de otros hombres y mujeres, al anular las relaciones de codependencia emocional que había creado y en las que vivía engañado. La opresión sexual había dado lugar a los desórdenes alimenticios y a los trastornos de conducta en mi vida; ese es el tipo de destino que antes tenía, la destrucción que reinaba en mi vida. Ahora Cristo me ha comprado de nuevo y estoy lleno y agradecido por tener un nuevo dueño.

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