martes, 20 de noviembre de 2007

Abuso espiritual

Recientemente escuché en la iglesia un sermón que había estado esperando durante mucho tiempo, acerca de la recuperación del maltrato inflingido por alguien que usa su autoridad espiritual para manipular tus sentimientos, obtener un beneficio personal, hacerte sentir sucio por tu pecado, menospreciarte, etc.
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Siendo que en los primeros años que busqué ayuda me sucedió a mí, ahora encuentro el camino a la recuperación y como orientar a otros en ello. Aprendo que la sanidad del abuso espiritual ha incluido:
  1. Asignar responsabilidades. Sí, sí fue responsabilidad del abusador y no la mía. No fue mi culpa, no lo busqué, no me lo merecía. El abusador es quien enfrentará ante Dios su carga, y no yo.
  2. No soy víctima ni soy victimario. No repito el abuso espiritual, ni me quedaré lamentando lo sucedido.
  3. Vivo en perdón. Me decepcionaba porque perdonaba una vez y a los días seguía sintiendo ira y disgusto. Ahora sé que el perdón es una decisión consciente diaria, y que en la medida en que perdono cada día, soy libre y Dios me muestra el camino de la recuperación.
  4. Soy espiritualmente más fuerte. Aunque éste inciso no es un cambio espontáneo consecuente al mensaje que escuché, noto que ahora es difícil que alguien me haga sentir culpable o avergonzado por mi pasado. La relación que se ha solidificado con Dios parece blindarse ante los ataques de un abusador.

¿Culpable yo? ¿Debo hacer lo que dices solo para que no reveles mi pecado? ¡Pero si para eso está el blog en el que escribo, para que todos se enteren de lo libre que Cristo me hace cada día!

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