Hoy recordé que siempre hay un mensaje, una salida en Jesús en medio de la desesperación de cualquier situación. Un cordero fue sacrificado para cubrir la desnudez y dolor de Adán y Eva; aún cuando todo parecía perdido para siempre, había un secreto mensaje de Jesús: “Sigo aquí, y un día el sacrificio será definitivo”. Sé que por mucho que yo eche a perder las cosas, no puedo superar ese mensaje que Cristo siempre me susurra.
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