Yo mismo lucho contra la incomodidad y el estereotipo que esta frase puede producir, pero sé que en las recientes semanas en el grupo de crecimiento que formamos con varios amigos (todos varones), hemos aprendido mucho de lo que significa amar a otro hombre. Significa dejar la gratificación personal para servir al otro, a advertirle cuando está a punto de cometer un error, a confrontar y restaurar a quien ha tomado decisiones incorrectas, a comprender cuando otro debe rendir cuentas por su pecado, a estar disponible en sentido financiero y emocional, a simplemente estar allí en los momentos difíciles sin decir mayor cosa. En semanas recientes varios de nosotros hemos manifestado esta necesidad: En un choque de auto, en reconciliarse con un hermano mayor, o con un amigo de la infancia, al enfrentar la tentación sexual, o con ánimo para continuar acciones arriesgadas en el trabajo. Son las oportunidades que Dios ha dado para aprender a expresar amor en una forma masculina y a no temer hacerlo.
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