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Sin embargo Dios me está regalando, como buen Padre, la oportunidad de restaurar mi vida emocional. Y en un episodio reciente, entre bastante tensión, descubrí que no podría salir con alguien que no mostrara estas cualidades:
- Una vida espiritual sólida para complementar mi propósito, mi visión, mi ministerio y mi propia relación con Dios.
- Sanidad progresiva de sus propias heridas. No puedo reparar heridas pues no soy el Espíritu Santo, y no puedo vivir una relación basada en el dolor ajeno.
- Cierta independencia personal, financiera, familiar y emocional para tomar decisiones.
- Una vida rica y plena en intereses y uso del tiempo, para hallarla una persona interesante y emocionalmente nutrida.
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