Ya sea que coma o beba, o haga lo que haga, todo debo hacerlo para gloria de Dios. (1 Corintios 10:31). Dios no es glorificado cuando evidencio una ausencia de auto-control en mis hábitos alimenticios.
- Mi cuerpo es templo de Dios (1 Corintios 3:17, 6:19). El templo de Dios no debe ser destruido o arruinado. La glotonería y otros hábitos pecaminosos dañan el templo, y si son permanentes, pueden derivar en su completa destrucción.
- El pecado conduce a la esclavitud (Juan 8:34). La glotonería, como todo pecado, se hace adictiva y puede ser extremadamente difícil de vencer.
- Jesús me ha dicho que tome mi cruz cada día (Lucas 9:23) y Pablo me dice que crucifique los deseos de mi carne (Romanos 8:13, Colosenses 3:5). Comer en exceso es gratificar los deseos de mi carne, en lugar de crucificarlos. Esto es pecado. Sin embargo, comer y nutrirme cuando tengo hambre no es pecado. La comida no es mala. Alimentarme no es pecado. La auto-indulgencia y permitir que mi carne me domine si lo son.
- Hay muchos pasajes de las Escrituras que hablan del pecado de "glotonería" y me instruyen a evitar el camino del glotón (Proverbios 23:20-21) y poner "un cuchillo en mi garganta si me estoy rindiendo a la glotonería (Proverbios 23:2).
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