jueves, 8 de enero de 2009

El éxito en los hábitos alimenticios: Guión para Vaya con Dios

En estos días escribí un capítulo para el guión de un programa radial, Vaya con Dios, basado en mi testimonio reciente de lucha contra los hábitos nocivos de comida y pereza.

Lamentablemente por cuestiones de tiempo mi guión no saldrá al aire, pero fue distribuido via e-mail y se ha puesto como disponible para descarga. El título del libro es El éxito no es un suceso, sino un estilo de vida, y tiene como propósito envisionar a los oyentes a trazarse metas para 2009. La descarga completa está en,

http://www.programavayacondios.com/novedades.html

Incluyo en esta entrada algunos de los consejos que incluí para abandonar la glotonería.

Rompa con la cadena de sus malos hábitos. Específicamente quiero referirme a la forma en la que una cadena está elaborada, eslabón por eslabón; actividades pequeñas son los eslabones que componen la cadena de un hábito nocivo. Quizás usted inicia el año con suficiente motivación, y se da cuenta que a las pocas semanas ya todo ha quedado en buenas intenciones.

Esta pasividad se forma con pequeñas decisiones en cada día; vea usted un ejemplo conmigo: Usted se desvela viendo televisión, y no prepara comida para el día siguiente. En la mañana, suena su despertador para anunciar que es hora de ir a hacer ejercicio, pero usted está cansado porque se desveló. Como se levanta tarde no prepara un buen desayuno, y come lo que encuentra. Ya en el trabajo, se siente cansado aún por el desvelo, y porque no desayunó; por eso decide hacer un gigantesco almuerzo para recuperar energía.

Toda esa comida le produce letargo durante la tarde… y al llegar a su casa ya no tiene deseo de hacer ninguna actividad, más que ver TV, hasta altas horas de la noche… y así inicia el ciclo al día siguiente. Después de varios días que se convierten en semanas, sus metas de cuidar su cuerpo han quedado olvidadas. Quizás éste sea un ejemplo demasiado simplista, pero usted puede identificarse con alguna variante del mismo.

¿En dónde empezó esta cadena de eventos? ¡Por supuesto, en la primera noche de desvelo! Si usted hubiera roto la cadena en ese eslabón, las cosas hubieran sido distintas. Si se hubiera obligado a hacer ejercicio en ese primer día a pesar de su error, todavía hubiera seguido en pos de su meta. Si hubiera hecho un desayuno que le llenara de energía, aún hubiera podido salvar el hábito… ¿pero para que arriesgarse? ¡rompa con el hábito desde el primer eslabón? Le animo a que haga usted una descripción de estos eslabones que matan sus metas, y prepare una estrategia para eliminarlos desde el inicio.

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