La restauración de identidad sexual incluye muchas trampas; una de ellas es sustituir el tipo de imágenes sugestivas con las que uno se envolvía en pecado.
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Por supuesto, el pecado homosexual significa relacionarse con imágenes del género propio, y en mí caso, hubo muchísimas veces en las que deseé desesperadamente que llegara el día en el que sintiera atracción por las mujeres. Sin embargo, ahora que empiezo a sentir precisamente eso, una atracción sana por ellas, se ha despertado en mí el deseo de ver pornografía heterosexual, y mis ojos intentan ver, dar una escapada en las fuentes donde sé que puedo encontrarla.
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Sé que esto es una trampa en la que puedo caer rápidamente: sustituir una adicción sexual por otra, un pecado por otro. Es como si una voz me susurrara en el oído: "¿Y no es ésto lo que siempre buscaste entonces?"
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Habiendo identificado ésto, lo he confesado a mis compañeros de responsabilidad, y he aprendido a re-definir mis conceptos de pecado. Al elaborar de nuevo estas descripciones de lo que sé que es pecado (antes, la pornografía heterosexual no estaba incluida, porque ni siquiera era tentación), estoy preparado para enfrentar mis batallas de una mejor manera, y mis amigos pueden recordarme de que debo apartarme de estas tentaciones también.
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