Creo en las disciplinas espirituales. Creo en el ayuno. Simplemente, al callarse las voces de mi cuerpo, que piden comida y dormir, estoy listo para escuchar lo que Dios quiere decir. Ser disciplinado en una necesidad tan primal como alimentarme, crea carácter en otras áreas de mi vida.
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Mi iglesia organiza cada inicio de año, un ayuno de 21 días -solo verduras, frutas, legumbres. Nada de comida delicada, carne, pollo. (Nada de esto me hace mucha falta, pero privarme de quesos, crema, leche y yogurt... whoa.... bueno eso ya es palabra mayor).
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El primer año que participé en este ayuno, encontré a Libres en Cristo, y hallé un camino definitivo fuera de la homosexualidad. El segundo año, Dios confirmó mi vocación, para dedicarme a trabajar a tiempo completo en este ministerio, y organizar junto a nuestro pastor y director ministerial, los recursos para la libertad de otros, de cualquier pecado sexual. Este es mi tercer año de ayuno, y el período de 21 días incicia hoy; espero grandes cambios de nuevo, especialmente en cuanto a mi carácter -y mis luchas contra el orgullo y el temor, y otras peticiones que se relacionan con mis metas anuales. Estoy deseoso de registrar acá, de nuevo, las respuestas que vaya encontrando.
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