jueves, 19 de febrero de 2009

Escojo perdonarme a mí mismo

Tomo un tiempo para retirarme de mis actividades cotidianas y para estar en contacto con el consuelo, el perdón y la restauración que no he visto recientemente en mi vida. Haciendo una búsqueda para la ministración de un amigo, encuentro mi necesidad de perdonarme a mí mismo, que uso en esta oración.

Padre, debido a que tú me has perdonado, escojo perdonarme a mí mismo y liberarme de todas las acusaciones, juicios, odio, calumnia, errores, estupidez, y mediocridad que he creído, vivido y hablado hacia mí mismo. Ya no me culpo por lo que viví, y me perdono por mi participación en tantos pecados subsecuentes. Me perdono por haber prolongado el sufrimiento para suplir la identidad que no tenía. Dejo de atormentarme y de ser mi propio juez, y me someto a Tu Autoridad perfecta, justa y sabia.

Escojo amarme porque Tú me amas. Escojo amarme integralmente, incluyendo las experiencias dolorosas de abuso, mi personalidad en reparación, e incluso el conocimiento del pecado sexual, que ahora se ha vuelto una herramienta en tus manos. Escojo amarme incluso con mis faltantes, mis ausencias, mis debilidades de carácter, y en medio de los procesos que están aún llevándose a cabo en mi vida.

Tengo expectativas de amar todos mis aciertos, los logros que hasta hoy he obtenido, mi disposición, los rasgos de personalidad que te agradan, y mi servicio en tus manos. Tengo expectativas de gustarme a mí mismo, y de aceptarme como soy. Amo a mi cuerpo y los cambios que en él estoy notando, mi mente, mi carácter, mi espíritu mismo, mi alma y mis valores. Me doy permiso a mí mismo para cambiar.

Espíritu Santo, te pido, te doy permiso, tengo expectativas en tí, para que trabajes tu obra de santificación en mi vida. Abrazo completamente esta verdad y veo hacia adelante, queriendo trabajar contigo para ser transformado a la imagen de Cristo.

En el nombre de Cristo Jesús oro, Amén.

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