Curiosamente, tengo la sensación de que este ayuno "va a tener una segunda parte", pues los efectos no han sido tan radicales como en años anteriores.
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Sin embargo, estoy contento por que mi mamá pudo acompañarme en este ayuno, y por que yo pude ganar muchas batallas por mi paz interior y por mi humildad. Lecciones grandes que he aprendido incluyen el hablar siempre con la verdad, incluso cuando sea incómoda, cuando muestre que mi trabajo no está al día, o que me equivoqué. Eso me trae paz, ocultar la verdad me llena de ansiedad.
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He aprendido a librarme de la condenación, de la inculpación de culpa que yo mismo hago de mí mismo.
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Pero tengo la sensación de que este ayuno no fue un ayuno en realidad, y que algo distinto viene a mi vida...
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