En estos días varios de mis amigos han empezado a dudar de su llamado en el Reino. Han empezado a ceder a las presiones financieras de la crisis inminente, o al pecado mismo. Esta situación me ha dolido y me ha llenado de ansiedad, de una forma en la que no me es suficiente explicar aquí...
Sin embargo, me ha costado entender que hay un momento que Dios propicia, un momento de purificación en el cual Él mismo empieza a sacudir el árbol que es la vida ministerial, y solo los frutos que estén bien asidos a las ramas van a sobrevivir la sacudida. En medio de mi preocupación sentí las frases "Y tú, ¿estás bien asido al tronco de Cristo, o vas a irte también en la sacudida?"
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Oro pues me siento en medio de esa incertidumbre, y también algo seco espiritualmente.
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