De regreso a la normalidad, a través de la confesión

Durante las últimas semanas, estuve sintiéndome atraído de nuevo hacia otros hombres. Me llené de frustración, debido a todos los cambios positivos que han ocurrido en mi vida en materia de atracción sexual.
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Sin embargo, aún no me canso de admirarme del poder que la entrega de cuentas tiene. Al contarle estas luchas a mi compañero de responsabilidad, desaparecieron.
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La entrega de cuentas no es un acto mágico. Pero me he acostumbrado a ser tan abierto al respecto, que en la humillación que mi carne y mi alma encuentran al confesarlo a alguien más, y en la perspectiva que recupero al ver el cuadro completo de mi restauración, al sentirme apoyado por un verdadero amigo, y al encontrar juntos las raíces verdaderas que están originando estas tentaciones (ya sea envidia, frustración hacia mí mismo, enojo, depresión, recuerdos del pasado), puedo ser libre.
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Wow, insisto, no dejo de sorprenderme de como después de un momento de entrega de cuentas, me insensibilizoa la tentación homosexual. Mis ojos se calman, mi mente se siente limpia, mi corazón encuentra una renovada conexión con Dios, y puedo dedicarme de nuevo a disfrutar mi hombría. Es casi inmediato, veo luego a una chica bonita, o imágenes sugestivas que se me atraviesan, y mi deseo hacia ellas despierta de nuevo. He aprendido que estas momentáneas variaciones e interrupciones en mi orientación sexual, son solo éso, que debo tomarlas con calma, y combatirlas una a una para ir enfocando mi sexualidad.