Rey de los judíos, estás muriendo lento,
Compartes el Gólgota con nosotros criminales,
Y por el odio con el que te gritan,
Supongo que nuestra vileza con creces superas.
Mientras echan suerte sobre tu ropa,
Yo me uno a los insultos y te escupo:
¿No eres tú el Cristo?
¡Sálvate tú y sálvanos a nosotros!
Pero la imagen tuya en la cruz,
(Borrosos mis ojos por mi propia sangre),
Y la voz dulce con la que respondes,
Aún me permite identificarte.
¡Eres el que me asombró al levantar muertos!
¡Recuerdo, comí de los panes que multiplicaste!
Para entonces yo ya había matado con mis manos,
Y robado más que pan de los hogares.
Ahora entiendo que mis pies y manos,
No conocerán libertad después de estos clavos,
Pero aún siento mi corazón y mi lengua libres,
¡Y mi Salvador puedo confesarte!
¡No tengo acá quien me recuerde, Jesús, nadie!
¡Recuérdame tú cuando vengas en tu reino!
Y me asombro otra vez pues solo pedía que te acordaras,
Y en el cielo dentro de un momento, ofreces encontrarme….
martes, 13 de noviembre de 2007
Acuérdate de este criminal, cuando vengas en tu reino
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