Ayer enfrenté un momento decisivo en mi vida. La "ofensa" contra la cual me había rebelado. Me cuesta reconocer ante mí mismo que en el pasado, ante las crisis he escogido uno de dos caminos: la huida o el ataque, el miedo o la agresión. Ayer mientras sentía miedo, cambiaba pronto a sentirme agresivo.
Sin embargo, el modo con el que este hombre me encaró, con severa firmeza pero con amor para formar mi vida me hizo recapacitar en que nunca había yo vivido algo así. Mis opciones eran rendirme al pánico o fulminar a mi interlocutor.
Ahora renunció a ambos caminos y me dispongo a aprender como enfrentar las crisis en creatividad, en humildad para descubrir cada lección valiosa, y respirar profundo para notar hacia donde se encamina mi vida a partir de tal crisis. Aprendí que debo separar los problemas en el exterior de mi estabilidad interior; es parte del liderazgo que ahora se forma en mi vida.
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