miércoles, 31 de diciembre de 2008

ACEPTA EL RETO DE IR ADELANTE/ Carrera San Silvestre 2008

Hoy en la tarde completé esta carrera en la ciudad. Durante este año fue una meta secreta -me sentía muy dudoso al respecto ya que no solía hacer casi nada de ejercicio; fue mi hermano el que me animó a inscribirme en los 10.2 kilómetros, y me hizo notar que durante los últimos meses ya he estado entrenando con bastante regularidad e intensidad. No es la culminación de mi condición física, pero sí un buen inicio de una afición a correr como deporte.
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Antes de empezar, recibí un mensaje de un amigo, instándome a encontrar en la carrera un mensaje especial del Padre. Puse bastante atención mientras corría, y aproveché el tiempo para meditar en todo lo que Dios hizo en mi vida en este año... pero no lograba encontar "ese" mensaje. Justo unos cientos de metros antes de entrar al estadio para completar la carrera, empecé a notar que durante la mayor parte de la distancia había sido yo quien marcaba el paso y velocidad de los amigos que iban conmigo, revisaba que aún vinieran bien (uno de ellos es mucho mejor corredor que yo pero ha tenido problemas de salud en este año), y quien abría camino para ellos entre la multitud de corredores.
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Pero en ese instante empecé a acobardarme, a dudar de seguir abriendo estos espacios, y noté que estaba disminuyendo mi velocidad y quedándome atrás; sentí como mis compañeros notaron mi vacilación y se sintieron confundidos durante un par de segundos, al romperse la dinámica que habíamos seguido durante una hora. Durante toda la carrera no me faltó el aliento ni mis piernas se cansaron, pero sí sentí esta punzada de duda acerca de mí mismo.
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Sé que fue el instante en el que las lecciones de hombría y liderazgo que Dios formó en mi vida durante este año se hicieron sólidas, y pude sentir la velocidad en mi cuerpo aumentar de nuevo. Estaba decidido a ser el primero del grupo que entrara a la meta, plenamente consciente que esos instantes eran una metáfora de lo que he vivido durante el 2008.
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Ahora encuentro la relación de muchos eventos en los próximos días en los que algunas de las frases recurrentes que Dios ha puesto para mí son "levanta la cabeza" y "termina la carrera". Y justo al regresar a casa me quité el número que me dieron para poner en mi camiseta. No había visto el slogan de la carrera San Silvestre de este año, que resultó ser ACEPTA EL RETO DE IR ADELANTE. Un slogan que no tiene mucho sentido en una carrera en la que fueron unos cuantos corredores profesionales los que siempre llegan en los primeros lugares, pero que es un mensaje con una fuerza agresiva para que mi Padre me mostrara como empezó a constituirme como líder ministerial en 2008, y un vistazo al reto que Dios pone para mí en el próximo año. Quiero seguir siendo el que abre espacios, el que aprende lecciones para compartirlas, el que revisa la salud espiritual de mis amigos, y el que escucha al Espíritu Santo para marcar el paso del avance espiritual que tenemos como grupo.

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