Se me afligía el corazón y se me amargaba el ánimo por mi necedad e ignorancia. ¡Me porté contigo como una bestia!
Pero yo siempre estoy contigo, pues tú me sostienes de la mano derecha. Me guías con tu consejo, y más tarde me acogerás en gloria. ¿A quién tengo en el cielo sino a ti?
Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra. Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna.
Salmos 73:21-23 NVI
lunes, 15 de diciembre de 2008
Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra
En estos días en los que cada día consiste en una lucha contra el sentimiento de aislamiento y vulnerabilidad, me tomo el tiempo para recordar las palabras de paternidad que Dios ha marcado recientemente en mi vida. Y hoy en mi tiempo devocional me vuelvo a sentir sostenido de su mano derecha, con mi comunión intacta con Él a pesar de mis errores, con un montón de buenos consejos, con la promesa de una llegada a un lugar seguro... y sobre todo, que si estoy con un padre tan increíble, ya no hay nada que mi corazón siga deseando.
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