lunes, 15 de diciembre de 2008

Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra

En estos días en los que cada día consiste en una lucha contra el sentimiento de aislamiento y vulnerabilidad, me tomo el tiempo para recordar las palabras de paternidad que Dios ha marcado recientemente en mi vida. Y hoy en mi tiempo devocional me vuelvo a sentir sostenido de su mano derecha, con mi comunión intacta con Él a pesar de mis errores, con un montón de buenos consejos, con la promesa de una llegada a un lugar seguro... y sobre todo, que si estoy con un padre tan increíble, ya no hay nada que mi corazón siga deseando.

Se me afligía el corazón y se me amargaba el ánimo por mi necedad e ignorancia. ¡Me porté contigo como una bestia!

Pero yo siempre estoy contigo, pues tú me sostienes de la mano derecha. Me guías con tu consejo, y más tarde me acogerás en gloria. ¿A quién tengo en el cielo sino a ti?

Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra. Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna.

Salmos 73:21-23 NVI

No hay comentarios: