viernes, 27 de febrero de 2009

Vida sexual 'normal' para un hombre soltero (re-visitado: Normal no es lo mismo que usual)

Hace bastante tiempo publiqué en este blog una entrada que se llamaba Normal no es lo mismo que usual, basada en un texto de un libro de Fred Stoeker. Durante esta semana la publicamos con varias ediciones y un nuevo título en ilumina.fm y en el blog de Libres en Cristo. Incluyo el texto ahora para dado que está teniendo nueva exposición en otros medios.

Una de las cuestiones que más hacen tambalear a un hombre soltero que intenta mantenerse libre de impureza es esta: ¿qué significa actividad sexual normal para mí?
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Existen varias circunstancias que debemos considerar antes de respondernos. Una de ellas es la presión que ejercen los amigos (cristianos y no cristianos), los conceptos de masculinidad que recibimos durante nuestra crianza, y finalmente, que Cristo vivió como un hombre soltero en la tierra. Seguramente Cristo no buscaba ser ‘normal’ como sus amigos, sino que buscaba ser santo como Su Padre. Él es la medida de los estándares en tu vida como soltero.
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Es entonces cuando empiezan a surgir las dudas como “¿Me estoy perdiendo de todo ese placer disponible? ¿Vale la pena el sacrificio? ¿Es normal que yo no tenga encuentros sexuales antes del matrimonio?
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Ahora es el momento exacto para notar que lo que ha sido pecado usualmente aceptable o normal para los hombres solteros, no es lo mismo que el estándar establecido por Cristo. En breve, Jesús es nuestro estándar de medida, y Dios usa su vida (junto con el resto de la Escritura), para mostrarnos como los solteros manejan su sexualidad.
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Por ejemplo, Dios dice que el cristiano ‘guarda su palabra’ (Salmo 199:9) y no pone ‘cosa injusta’ delante de sus ojos (Salmo 101:3). Dios ordena que un hombre soltero sea sumamente cuidadoso acerca de lo que ve en la televisión y en sus cines favoritos, y que evite la lujuria al ver a sus actrices preferidas cuando aparecen en pantalla en forma sugestiva. Un hombre como Cristo evita desear a las mujeres en forma pecaminosa (Job 31:1) y en su vida ‘ni siquiera debe mencionarse la inmoralidad sexual’ (Efesios 5:3).
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Un hombre soltero no aúlla a las chicas en un restaurante Hooters. No es un mirón, y no tiene ‘los ojos llenos de adulterio’ (2 Pedro 2:14). No se introduce en las casas de las jóvenes de voluntad débil para usarlas sexualmente (2 timoteo 3:6), incluso mientras sus confiados padres miran las noticias por televisión en el dormitorio principal. En lugar de ello, trata a sus hermanas con pureza absoluta (1 Timoteo 5:2). Cuida su propio corazón mirando siempre al frente (como debe de ser) y apartando pensamientos y conversaciones perversos (Proverbios 4:23-26). Ni siquiera soñaría en hacer una lsita de las ‘cosas que tengo que hacer con una mujer antes de graduarme o casarme’, ni en pasar tiempo en la sección de adultos de un local de renta de películas. Actúa así, porque teme profundamente a Dios, y también porque lo ama mucho. La gracia del Señor ha enseñado a un hombre soltero a decir no a lo impío (Tito 2:11-12), y a no utilizar la libertad de la gracia como pretexto para hacer lo malo (1 Pedro 2:16).
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Es fácil describir la vida de pureza de un hombre soltero con las Escrituras en la mano, ¿no es cierto? Y debido a ello, resulta fácil determinar hasta que punto nuestra sexualidad se ha desviado del estándar que es Cristo, por mucho que nuestra crianza masculina, la opinión de nuestros amigos, y el pecado hayan insensibilizado nuestros ojos, o cuan ‘normal’ pueda parecernos la inmoralidad. Lee de nuevo los últimos dos párrafos, y compara tu propia vida con el cuadro que se describe en ellos.
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¿Te has salido de la línea? Si consideras que te has apartado del buen camino, hoy puedes empezar el regreso. Hoy puedes dejar todos los hábitos de impureza que has acumulado. Te invitamos a que nos visites en http://www.libresencristo.org/ para hallar ayuda, y conocer más recursos.

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