viernes, 6 de marzo de 2009

los amigos más cercanos (must friends)

Sigo re-blogueando los posts de Geoffrey Grief conforme aparecen. Previamente he considerado para mi propia vida sus conceptos acerca de los just friends y los trust friends.
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Los must friends, el tema que recién ha escrito, es el tipo de amigo más cercano. Si algo extraordinario sucede (un divorcio, una muerte, una pérdida de un empleo, un compromiso matrimonial, un nacimiento, ganar la lotería), son estos hombres a quienes un amigo llamaría.
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Un must friend es alguien a quien uno busca a las 2 a.m. para pedirle si me puedo quedar en su casa debido a una emergencia, o con quien haría un viaje a través del país. Le prestaría dinero, le traería comida si está en el hospital luego de fracturarse una pierna, y uno se quedaría para apoyarlo cuando ya no quedara nadie para prestarle ayuda.
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Aristóteles escribió en Ética Nicomaqueana que los amigos más cercanos son los iguales (e.g. aquellos de quienes uno no puede obtener ganancias al ser promovido u obtener un aumento), los conocidos desde hace mucho tiempo, y aquellos con quienes uno ha atravesado peligro o dificultades. Tales características siguen siendo válidas hoy en día.
El haber leído estos posts del Dr. Grief, me hacen pensar en que hay amigos que debo recuperar y otros en quienes debo invertir un poco más para averiguar si pueden ser amigos más cercanos.

Cuento ya con amigos con quienes organizo actividades en la Iglesia, y sé que ellos y yo nos sentimos cómodos al trabajar en una meta común. El sentido de logro afianza la hombría. Sé que hay otros a quienes debo incluir en mis proyectos, para propiciar su amistad.
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He aprendido con el tiempo que debo proteger su reputación y nunca ceder al chisme; la indiscreción no es un rasgo de carácter masculino. Puedo ofrecer apoyo a mis amigos para que sean victoriosos en sus luchas sobre la tentación, y que sepan que estoy del otro lado del teléfono. Ahora cuido de que mis conversaciones de sexo con mis amigos sean productivas y que incluso sean graciosas, sin tener que caer en el doble sentido ni la perversión.
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Empiezo a sentirme cómodo sin tener que embarcarme en conversaciones emocionales. Eso ya no forma parte de mí. Puedo simplemente hablar sobre la carrera de cada uno, de opiniones acerca de los temas actuales, sobre las expectativas que cada uno tiene, acerca de los retos del día, de la familia, de las cosas graciosas o las dificultades.
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Pero he aprendido que esas conversacones no necesitan incluir las trampas de guardar secretos. Como amigo, puedo ayudar a otros a buscar la apertura y transparencia de vida, recordarle a otro amigo cómo debe enfocarse, cambiar de tema para que no siga ahogándose en auto-compasión, estar disponible para rendir cuentas, enseñar (y aprender) habilidades nuevas, y procurar el crecimiento en Dios de quienes son mis amigos.
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Yep. Ha sido bastante el aprendizaje.

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