martes, 28 de abril de 2009

Debo subir mis estándares de santidad

Advertencia: A continuación describo conductas que me acercan a la tentación sexual, y de las cuales huyo; si estás en riesgo de usar lo que lees como ideas propias para pecar, es mejor que dejes de leer.
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Estoy consciente de haber traspasado mis límites de santidad, uno por uno. He atravesado aquellas barreras que debo mantener para conservar mi santidad sexual y en la auto-disciplina en otras áreas de mi vida. Creí varias mentiras propias y absurdamente empecé a reclamar mis "derechos" como hombre, creyendo que podría pecar porque tenía cierto permiso, cierta autorización basada en que a mi alrededor hay pecado.
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Ahora me esfuerzo por regresar al camino correcto, convencido por el Espíritu Santo de que la lujuria en sí ya es pecado, y que debo regresar a un mejor nivel para mi protección. Estas son las medidas que debo tomar:
  1. No intentaré jugarle la vuelta al filtro en las computadoras en las que accedo a Internet. No usaré sitios de comercio electrónico para tener un "vistazo gratis" a literatura pornográfica que estén vendiendo.
  2. Reconozco que la mayoría de filtros no son efectivos en la tecnología de Apple. Aunque iTunes no publica pornografía, si lo hacen con otro material custionable en audio -podcasts o audiolibros, y con música de tono pecaminoso (géneros explícitamente sexuales, o gay-friendly-playlists, por ejemplo). Me propongo navegar en iTunes en público, y permitirle a un compañero de responsabilidad que revise mi iPod constantemente.
  3. Abandono el juego que a veces hago, iniciar una descarga de una canción que puede disparar la tentación -para cancelarla rápidamente; o iniciar una búsqueda en Google que sé que resultará bloqueada por el filtro. O abrir una ventana de navegación en internet y cerrarla rápidamente antes de que se muestren las imágenes.
  4. No me he autosatisfecho. Sin embargo, he dedicado bastante tiempo a contemplar la idea, y a recordar (incluso a extrañar) los tiempos en los que lo hacía. Ni siquiera puedo permitirme "intentos". Vuelvo a recordarme que esto era un pecado, que me trajo consecuencias mentales desastrosas, y que me separó de Dios. No extraño eso. No hay nada por lo que desee regresar.

He sido convencido de que estaba jugando con fuego y que puedo traer consecuencias a mi vida. Ahora, me esfuerzo en dedicar unos minutos en la mañana a orar y recordarme que soy un hombre que escoge vivir con altos estándares, y rindo cuentas al respecto a mis amigos.

27 ¿Puede alguien echarse brasas en el pecho sin quemarse la ropa? 28 ¿Puede alguien caminar sobre las brasas sin quemarse los pies? 29 Quien se acuesta con la mujer ajena [será torturado con consecuencias malignas y con justa retribución]; quien la toca no será inocente ni quedará impune.

Proverbios 6:27-29 AMP

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