Antes de que iniciara este año, escuché en algún lugar acerca de como podía buscar un propósito específico para el 2009, cómo podía sentir de Dios para qué estaba destinado este año. Honestamente, no sentí nada específico... ninguna palabra que me hiciera sentido. Algunos de mis amigos ya tenían su "año de restauración", o su "año de sembrar". Yo, nada.
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Fue entonces cuando dos amigos, LO y BC (no se conocen entre sí) me comentaron en distintas ocasiones que este sería un año en el cual crecería mi influencia. Fue entonces cuando supe que esa era la palabra que definiría mi 209: influencia.
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Ahora que estoy en Expolit, en la ciudad de Miami, recordé eso. No es mi nombre el que ha crecido, sino la obra de Dios en mí -de ninguna manera podría gloriarme en mi propio trabajo, sin recordar que lo que tengo para su uso es un testimonio de una vida quebrantada. Sin embargo, si he visto mi influencia aumentar mientras estoy en Miami. Hice entrevistas para radio y para TV, y compartí mi testimonio con otros directores de ministerios en Venezuela, España, Perú, Nicaragua, Puerto Rico, Dominicana, México, California, Texas, y la misma Florida. Ese nivel de influencia es algo que no hubiera sospechado al iniciar el 2009.
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Tuve la oportunidad de hablar acerca de la libertad que he experimentado, y acerca de la ayuda que otros pueden hallar. Sé que el mensaje del Reino va a llegar lejos, y estar frente a un micrófono o a una cámara, sin poder imaginar por completo a donde van a llegar mis palabras, es emocionante. La perspectiva crece cuando pienso que ni siquiera he llegado a la mitad del 2009.
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