martes, 12 de mayo de 2009

The Aviator/ Show me all the blueprints

El fin de semana pasado vi la película The Aviator. Genial película -Cate Blanchett es de mis actrices favoritas, y hay suficiente que comentar acerca de los diálogos y la ambientación. Me gusta rentar DVDs porque uno puede ver contenido adicional al final de la película, y eso ha ampliado mi visión y mi gusto acerca del cine.
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Precisamente, los extras del filme reavivaron en mí el interés por descubrir si padezco el Trastorno Obsesivo-Compulsivo. Durante mi carrera como educador aprendí acerca del cuidado de no asignar un trastorno basado en hechos aislados o como una moda, o para asegurar "¡hey, yo también quisiera padecer eso!" Esta es una curiosidad que he tenido hace varios años -y más aún cuando supe (no recuerdo si lo leí o si fue directamente de un consejero- que el OCD y el pecado sexual están íntimamente relacionados; una vida sexual pecaminosa siempre resulta siendo algo obsesivo y compulsivo.
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Una entrevista con el Dr. Jeffrey M. Schwartz, consultor para la película y la actuación de Leonardo DiCaprio durante el rodaje, me sirvió para anotar algunas conductas que son síntomas de un probable padecimiento. Esta escena se llama "Show me all the blueprints", y muestra como Howard Hughes pierde el control para ceder a una manifestación del trastorno:



Estas son ideas o conductas que han estado presentes alguna vez en mi vida, y que no tienen una explicación sencilla:
  • La percepción de algunos objetos inanimados como si tuvieran vida. Me es difícil despedirme de la ropa vieja que ya tiene que irse al basurero. Pienso que las prendas se sienten deshonradas y que me acusan de malagradecido.
  • Una cierta manía por lo simétrico. Especialmente recuerdo una ocasión en que hice un sombrero enorme de papel para un partido de fútbol. Mi idea era rellenar la parte frontal con montones de stickers en desorden, con los colores del equipo. Cuando terminé el sombrero, en lugar de un desorden, encontré una alineación simétrica perfecta. Recuerdo que fue ligeramente atemorizante, ver que aún cuando me lo propusiera, no podía escapar de la simetría.
  • De vez en cuando me dan ganas de golpear a desconocidos que encuentro en la calle (más si es por detrás, y si están sentados), y me imagino haciéndolo. Siempre he logrado alejar esos deseos.
  • Durante mucho tiempo tuve una idea constante de que me desangraría hasta morir. Esa idea me hacía tocar con las puntas de los dedos los lugares de mi cuerpo de donde pensaba que saldría la sangre, como una conducta automática.
  • De hecho no tenía una relación personal con Dios, pero sí practicaba rituales y superstición religiosa que me harían salvo: Temía quedarme en la tierra después del rapto como algo peor que la muerte, y creía que mis muchas acciones repetitivas me asegurarían el favor de Dios.
  • La ansiedad se apoderaría de mi mente si no podía ejercer control absoluto de las circunstancias y del entorno. Poner orden en el caos ajeno era un prioridad para mí.
  • Voluntariamente buscaba la sobre-estimulación sensorial con imágenes que saturaran mi cerebro. Esto significa que podría ver revistas de arte o imágenes brillantes y fosforescentes por horas cada día, hasta sentir que mi mente estaba saciada. Sé ahora que la sobre-estimulación con colores, texturas e imágenes es un factor que predispone al padecimiento de OCD.

Creo que después de tantos años, es momento de sacar esto a luz y enfrentarlo.

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