miércoles, 17 de junio de 2009

Lo mucho que desprecio la autoridad masculina

Estoy muy alterado y la estoy pasando mal. Me he propuesto ser honesto aquí porque este es un proceso mayor en mi vida, y necesito saberme acompañado y abierto para instruir a otros.
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Esta entrada no tiene que ver con mis quejas, sino con la forma en la que Dios me está llevando a reparar mi desprecio por la paternidad -un factor que influyó enormemente en mi elección de tendencias homosexuales. Así que pido tu sabiduría para manejar esta información, y si es relevante, tu apoyo en mi construcción, y si en algo te sirve, que tomes lo que te sea útil para tu propio camino.
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Hoy me llamó mi pastor a su oficina. En corto, quería hacerme notar varios fallos en mi personalidad, y en la forma en la que actúo con él. Puedo resumir lo que me dijo en tres puntos,
  1. Mi corte de pelo. Ok, era un mohawk, discreto pero mohawk. Yo sabía que iba a lograr controversia, y ahora me pide que me lo quite.
  2. Aún no perdono por completo los conflictos que tuve contra otros en Miami (si no tenés idea al respecto de lo que hablo, tendrás que buscar al menos una página atrás en el blog).
  3. No lo saludo al llegar ni al despedirme. Apenas me comunico con él en el plano personal (aunque uno de mis valores centrales es la comunicación en el plano profesional).
No pasó mucho tiempo sin que me diera cuenta de que tiene razón. Sus palabras amorosas me indujeron a investigar en mi pasado acerca de estas conductas... y la respuesta llegó en segundos: en cualquier forma de autoridad masculina, yo encuentro a mi papá, y descargo en esos episodios la rebeldía acumulada y el rencor contra él. De hecho no aguanto las palabras amorosas de una figura paterna.
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Ya pasé anoche por la fase de furia hacia la reprensión, por la lucha contra el escapismo (ya blogueé al respecto una vez, acerca de como huimos, o atacamos en una confrontación), pero todavía estoy en blanco, con un montón de sentimientos atorados -pero como siempre, cuento con mis amigos, con mi Biblia, y con Dios mismo.
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Ya me corté el pelo, por cierto.

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