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Esta entrada no tiene que ver con mis quejas, sino con la forma en la que Dios me está llevando a reparar mi desprecio por la paternidad -un factor que influyó enormemente en mi elección de tendencias homosexuales. Así que pido tu sabiduría para manejar esta información, y si es relevante, tu apoyo en mi construcción, y si en algo te sirve, que tomes lo que te sea útil para tu propio camino.
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Hoy me llamó mi pastor a su oficina. En corto, quería hacerme notar varios fallos en mi personalidad, y en la forma en la que actúo con él. Puedo resumir lo que me dijo en tres puntos,
- Mi corte de pelo. Ok, era un mohawk, discreto pero mohawk. Yo sabía que iba a lograr controversia, y ahora me pide que me lo quite.
- Aún no perdono por completo los conflictos que tuve contra otros en Miami (si no tenés idea al respecto de lo que hablo, tendrás que buscar al menos una página atrás en el blog).
- No lo saludo al llegar ni al despedirme. Apenas me comunico con él en el plano personal (aunque uno de mis valores centrales es la comunicación en el plano profesional).
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Ya pasé anoche por la fase de furia hacia la reprensión, por la lucha contra el escapismo (ya blogueé al respecto una vez, acerca de como huimos, o atacamos en una confrontación), pero todavía estoy en blanco, con un montón de sentimientos atorados -pero como siempre, cuento con mis amigos, con mi Biblia, y con Dios mismo.
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Ya me corté el pelo, por cierto.
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