martes, 2 de junio de 2009

Nehemías enfrentando la oposición, la burla y los ataques directos

Estoy alternando entre la lectura de los libros de Josué y Nehemías en mi devocional diario. Ambos son héroes y estrategas, cuyas historias de batalla siguen vigentes como lecciones para mi vida.
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Encuentro en Nehemías a un hombre que tenía una mentalidad particular frente a las pruebas. Él no oraba para que Dios le quitara los problemas, sino que actuaba con una actitud de "ya sé que van a haber pruebas, pero estoy listo para enfrentarlas, y cuento con Dios para ello".
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Sambalat y Tobías eran los hombres que atacaron a Nehemías frontalmente para evitar la restauración de los muros (y por ende, la restauración de la seguridad e identidad de Israel). Hoy, son arquetipos de lo que la oposición y la acusación han significado para mí, y para cualquier hombre.

Cuando Sambalat se enteró de que estábamos reconstruyendo la muralla, se disgustó muchísimo y se burló1 de los judíos. Ante sus compañeros2 y el ejército de Samaria dijo:

—¿Qué están haciendo estos miserables judíos? ¿Creen que se les va a dejar que reconstruyan y que vuelvan a ofrecer sacrificios?3 ¿Piensan acaso terminar en un solo día?4 ¿Cómo creen que de esas piedras quemadas, de esos escombros, van a hacer algo nuevo?5

Y Tobías el amonita, que estaba junto a él, añadió:

—¡Hasta una zorra, si se sube a ese montón de piedras,
lo echa abajo!6

Nehemías 4:1-3 NVI

En los versos anteriores puedo identificar como la acusación tiene como médula estos temas (marcados con números en la lista siguiente, y entre el texto de los versículos de manera correspondiente):
  1. El escarnio, la burla pública y el desprecio hacia el llamado de uno,
  2. la búsqueda de aliados para tomar partido en contra de uno,
  3. el ataque e intento de interrumpir la relación de uno con Dios,
  4. detener el avance en el tiempo del proceso de crecimiento personal,
  5. recordarle a uno el estado pasado de destrucción en el que uno vivía,
  6. las palabras de maldición para procurar que uno crea que se derrumbará de ahora en adelante, frente a cualquier adversidad.
El resto del capítulo 4 muestra a un Nehemías que está siempre listo para orar, y que tiene la astuica para responder a cada ataue con palabras y acciones que no son un contraataque, sino una defensa sólida pero agresiva, basada en un llamado que es irrevocable, y en la revelación que Dios le ha dado. Esa es la actitud que deseo que sea formada en mí.

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