viernes, 29 de mayo de 2009

Tres opciones para enfrentar un ataque

Hoy vi este vídeo podcast de xxxchurch. Ellos son un ministerio que participa con exposiciones en convenciones de pornografía. Reparten Biblias, maquillan a las chicas y aprovechan a contarles su testimonio, suben al escenario a predicar, etc. Su llamado me conmueve y los admiro por eso, y sus testimonios me inspiran. Sus métodos no me parecen apropiados, pero eso es otra conversación. (Y yo no soportaría la tentación de estar en un lugar así, no es mi llamado tampoco).
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Como sea, el episodio que hoy vi muestra un encontronazo que tuvo Craig, el director del ministerio, con dos tipos que estaban protestando con pancartas frente al centro de convenciones en Miami (¡solo por unos días no coincidimos! me hubiera gustado conocerlos), de tal manera que éste resulta quebrando el equipo de los protestantes.



Ver todo el vídeo me recuerda mi propio encuentro con un bobo que quiso acusarme. Me veo reflejado, y veo como Craig, el director ministerial de xxxchurch, cae víctima de la rabia contra esta gente de las pancartas, y su propia conversación carece de sentido. Yo lo entiendo, a mí me sucedió antes de salir a Expolit, y sé que la furia se apodera de uno contra esa gente que no tiene idea de lo que significa el sufrimiento en pecado sexual, la redención y el esfuerzo que implica construirse una vida nueva. Ni idea. Carnalmente, tal vez si yo hubiera estado allí, y si no hubiera experimentado las cosas como en los últimos días, hubiera ayudado a desbaratarle el micrófono también.
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Espiritualmente sin embargo, hubiera sido distinto. Hace un tiempo uno de mis mentores me enseñó que buscar un enfrentamiento no es una respuesta (al escuchar el diálogo en el vídeo se nota la discusión circular en la que todos caen, sin llegar a ningún punto). Ignorarlos y pasar de largo tampoco es la mejor reacción (es como huir). Una tercera opción, y la mejor según mi opinión, es buscar enfoque, regresar al centro del llamado de uno a hacer este tipo de ministerio.
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Me explico. No estamos llamados a crear enfrentamientos entre cristianos, eso no hace que el Reino avance. No estamos llamados a escondernos, eso tampoco crea un impacto. Pero sí estamos llamados a seguir nuestro llamado, a predicar al sexualmente quebrantado, al abusado, y al pecador, y a mostrar amor. A vendar al herido, a proclamar el año favorable del Señor, a mostrar la libertad a los cautivos. La reacción más apropiada para ellos pudo ser el enfoque -en este caso regresar al centro de convenciones, a seguir haciendo con más ganas lo que llegaron a hacer. Para mí, significa escapar con gracia de las controversias, y enfocarme en aconsejar, predicar, administrar y ayudar a sanar al sexualmente quebrantado. Sé que cuando llegue al cielo, tendré que rendir cuentas de las personas a las que guié a Cristo, no de los pleitos que gané.

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