.
Para mí, compartir con un grupo de hombres es ese reto que he necesitado. Primero, porque allí no soy "el líder", ni "el adulto". Debo aprender como reaccionar a las bromas bien intencionadas pero rudas, a saber que no todo es un ataque, a integrarme al buen humor masculino que no es elaborado sino infantilmente inocente.
.
Debo aprender a desechar mi temor de hacer bromas de tipo sexual y a aceptar que puedo disfrutarlas limpiamente solo por ser hombre, a conversar de otros temas como las armas de fuego, o los deportes, temas que no son aquellos a los cuales estoy acostumbrado. Debo recordarme a mí mismo que ahora soy muy niño, en una infancia que estoy aprendiendo a recuperar, y que así debo reaccionar y conducrime, con inocencia, humor confiado y expectativas positivas de la gente que me rodea.
.
Este último martes encontré en mi interior cierto temor a deshacerme de mis limitantes que me hacen querer sentirme importante y excluido de ese círculo masculino, y elaboré una oración, muy en el contexto de Salvaje de Corazón, para romper con todo acuerdo que yo haya hecho que limite mi masculinidad, mi liderazgo, y mi comunión con otros hombres:
Papá, para sellar y acabar mi semana, declaro que rompo con cualquier pacto que yo haya hecho, con respecto a mi liderazgo, a mi servicio, a mis relaciones, a mis capacidades, a mi corazón como hombre enamorado y a mi condición de hijo.
No me limitaré para dejar de ser influyente, ni a ser valiente, a ser un conquistador, a escribir, a enseñar, a confrontar, a servir y a liderar.
No hay en mi vida palabras ni pacto con el diablo, que hagan que mi vida se estanque. Nunca.
Hoy decido filtrar todo apodo, ofensa, herida, emoción, deseo, pensamiento y actitud, en la Palabra de Dios.
Mi futuro nunca será robado ni encarcelado por un pacto que haya hecho antigua o recientemente.
En el nombre de tu Hijo Amado, hermano mayor de quien aprendo carácter, Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario