Me gustan las asignaciones sobre cultura popular, porque ésta refleja lo que vive una sociedad. Toda evolución, toda batalla en los valores y los cambios sociales, aparecen pronto reflejados en el entretenimiento y en nuestros íconos. Además, un blog que publica temas de cultura popular, atrae atención de quienes navegan buscando las noticias más recientes.
Sin embargo, conforme empecé a investigar, me di cuenta que aprendería un poco más sobre las tentaciones que me afectan, y que cambiaría la asignación sobre los comics, por la entrada en este blog.
Ahora, la mayoría de editoriales mainstream publican algún comic con un superhéroe gay, quizás para ampliar su alcance al público, o como reflejo de la inclusión de personajes homosexuales en la vida pública. Aún más, ya hay editoriales especializados en estas publicaciones.
No debí empezar esa investigación; los comics son para mi uno de los disparadores de tentación sexual.
Aunque no quiera reconocerlo, sé que hay un subtexto sexual en la ilustración de figuras musculosas envueltas en spandex, sin diferenciar la orientación sexual de los personajes. Sé que cuando era adolescente estas imágenes despertaron en mí tanto una distorsionada auto-imagen como una fuente de gratificación visual, especialmente con unas tarjetas coleccionables que publicaba Pepsi, que fueron altamente controversiales en este país. Para mí, fue una de las primeras veces que vi ilustraciones
Pero yo he decidido poner la navegación en este tema fuera de mis límites de santidad, es algo con lo que no puedo lidiar, y no deseo comprometerme de esta manera. Necesito tomarme el tiempo de preparar mi estrategia para liberarme de la forma en la que mi mente asocia a los superéroes con la homosexualidad; he dedicado mucho tiempo a este pasatiempo, pero siempre hay algo que en mi interior no se siente bien, y es una pequeña puerta abierta para alimentar mi carne y mis ojos.
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