2 Co. 1, 3-5
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,
4 el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.
5 Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación. Reconoce la dificultad de la tribulación, pero nos da esperanza, porque muestra que toda consolación viene de Dios con propósito: La historia no termina con el sufrimiento de nosotros, pero podemos compartir el consuelo que recibimos de Dios! Aleluya!
Lc 6.38
Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.
lunes, 15 de octubre de 2007
Entre consuelo y ánimo
Hola Ernesto,
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Hay una diferencia entre el consuelo y el ánimo. Realmente es interesante como Pablo está conectando los dos en estos versículos:
En las semanas recientes ha crecido en mí el sentido del propósito que Dios tiene para mi vida. Sé que nací para participar y guiar en la libertad del pecado sexual a otros; para que mi vida sea usada para desbaratar los planes del enemigo en la vida de otros hombres.
Amen! Pega exactamente con lo que acabo de escribir.
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Sigue adelante en camino de Dios, amigo,
Con el amor sumamente grande de Jesús,
:-)Christian
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