El viaje a Miami ha sido una prueba muy difícil en varias áreas, especialmente en mi pureza sexual. Iba enfocado y listo para no ceder a las tentaciones homosexuales, pero no estaba listo para la atracción hacia las mujeres. Tal vez fue el peor momento y el peor lugar para descubrirlo. Sé que es un cambio grande que Dios ha hecho en mi vida, y tal vez por ser la primera vez que me sucede, en una ciudad llena de mujeres ASI –pues fue un exceso.
.
Llegó el momento en que ya estoy harto de la situación, si no puedo ceder al pecado, ¿para qué seguir viendo? Es una confusión muy grande: “que me gusten las mujeres tanto está bien- pero no puedo ceder a la lujuria”, “quiero seguir pensando en esto- pero también quiero mi mente limpia para enfocarme en lo que vine a hacer”. Para mí, auto-satisfacerme al final del día nunca fue una opción, y no lo haré, pero sé que tampoco cuento con la opción de pedirle a una esposa que me ayude, así que nada de nada… y todo esto junto al regreso de ciertas luchas mentales, pues ha acrecentado la tensión.
.
Hasta el día de hoy, sigo igual. Me acuesto orando por un descanso, y a pesar de eso, me despierto pensando si a Dios no le importaría que al menos una vez, solo una vez cediera al pecado. Me mantengo con sed todo el tiempo -ya voy por el segundo galón de Gatorade, y me está costando salir a la calle. Supongo que hacer ejercicio me ha ayudado. Contar con mis amigos aquí en Miami, para confesar esto, me ha servido muchísimo.
.
Se me hace que es algo como la sensación que hubiera experimentado como adolescente al empezar la pubertad… bueno, supongo que algún día voy a voltear a ver estos episodios y me parecerán graciosos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario