Asi que el tipo está acechando de nuevo

En estas semanas tuve que aceptar algo que había estado negando: El tipo con el que alguna vez tuve una relación sentimental (ok nunca sé como nombrarlo), ha estado intentando acercarse de muchas maneras. Eso incluye favores, o "coincidencias" en situaciones en las que aparece, o auto-invitaciones para comer, etc., además de que yo estaba negando que pudiera ser aún una amenaza.
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Por muchas razones válidas (lo prometo, es una situación muy complicada), no he podido deshacerme totalmente de él. Hay demasiadas personas involucradas, y demasiadas interrelaciones que podrían salir dañadas si yo simplemente dijera "ok, no lo quiero cerca ni lo soporto por que él y yo vivimos en un tiempo una relación que se salió de los límites". Y es que este país es un pueblón, y todos se conocen o están relacionados de alguna manera.
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Ser pesado y tóxico con él no me funcionó, porque haciéndolo hago sufrir mucho a alguien que sí quiero. Ya pasé el trago tan desagradable de citarlo para decirle que no se acerque más, y tampoco funcionó. Ser compasivo e invitarlo a que encuentre ayuda en el ministerio no funcionó. Y además, ya alguien me habló que no es mi tarea deshacerme de él, sino proteger a los míos y mi integridad. Esa es tarea de Dios.
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Hasta la semana pasada en la que mis amigos me hicieron ver como el mantener un vínculo con el pecado trae consecuencias horribles -entendieron lo complejo de la situación y se ofrecieron ellos a encargarse, a protegerme como líder. Eso es lo genial de tener amigos que manejan tan bien el lenguaje no-verbal y las relaciones sociales. Pronto lo hicieron sentir incómodo y no bienvenido, y se encargaron de manterme aislado (es que encima ahora frecuenta mi iglesia, además de otros círculos en los que me muevo, ¡Santo Dios!). Un círculo de protección era lo que necesitaba hace bastante tiempo.
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Este tipo de situaciones me han hecho reflexionar en que las consecuencias del pecado sexual no son aisladas, extraíbles como si fueran fruta podrida del canasto. Más bien son como raíces parásitas de una planta que ya han invadido todo un ecosistema, y ahora hay que quitarlas una por una, sin dañar al entorno, y sin sospechar hasta donde llegaron las ramificaciones de podredumbre.
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Si estás luchando contra tu propio enredo, podemos comentarlo.