sábado, 20 de febrero de 2010

Tenés razón, esto puede ser disfrutable

Ok, momento de la verdad.
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Comentábamos con un amigo que a veces uno pierde la cabeza ahora, cuando se está en ese estado en el que se tiene la mente invadida de deseo sexual por las mujeres. Desde las que van caminando por la calle, hasta imágenes porno que antes pasaban desapercibidas, y solo "ganas" de hacer "ciertas cosas".
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Por supuesto, es incómodo. Primero, porque una mente comprometida con la santidad no puede darse el lujo de correr libre en el camino de la lujuria, ni con tentación homosexual, ni heterosexual, y de una u otra manera, sabe a pecado.
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Segundo, porque la mente tiende a correr desbocada, y a cambiar de canales -es decir, se empieza pensando en una mujer, y de repente... ¡bam!... cambia a pensamientos homosexuales, y de regreso, de vuelta nuevamente a pensar en mujeres... etc. Es un desorden que no lleva a ninguna parte.
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Tercero, es incómodo por que es algo que no ha sido experimentado antes, y uno se debate entre las ganas de darle rienda suelta, pues era algo durante tanto tiempo esperado, y el rechazo a lo desconocido, y la sorpresa de ¿de dónde estoy sacando estas ideas tan... tan... sucias pero tan interesantes?
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Es aquí donde aplica el principio que me enseñó mi compañero de responsabilidad:
Yo no soy un patán, sino un caballero.
En otras palabras, puedo dominar la manera en la que enfoco estos deseos. Si me dejo llevar por la patanería, voy a resultar silbándole a las mujeres en la calle y tirando palabrotas; voy a intentar aprovecharme de las amigas por las que tengo afecto genuino (y es que para alguien como uno, no entrenado en esta disciplina, esta puede ser una opción muy cercana), y ver a cada mujer como un objeto para tener sexo. (Por supuesto, estos momentos se viven en comunicación con los amigos, para guardarse uno dentro de los límites).
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Tampoco puedo ser un ángel, destinado a no tener un cuerpo, y a nunca sentir deseo sexual.
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Pero sí puedo ser un caballero. Puedo disfrutar esto -no las fantasías, sino la fuerza que se está formando en el corazón, para recuperar en mi sexualidad todo lo que se había perdido. Me estoy acostumbrando a convertir, a transformar el deseo sexual, las ganas de sentirme un hombre completo, en formas de agradar y servir a una mujer. Eso significa ser cortés sin un afán de obtener algo a cambio, servir con galantía a las mujeres desconocidas que encuentro cuando hay oportunidad, y con redoblada atención con las mujeres que conozco.
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Siento también que hay ocasiones en las que ese deseo es tan fuerte que anula el miedo y las limitaciones con las que regularmente vivo, y también puedo usar esa fuerza para lograr metas que de otra manera pospongo. A veces me he encontrado en medio de la tentación haciendo esas llamadas que he evitado, o mejorando mi rutina como corredor, en distancia y velocidad.
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Creo también que puedo usar estas ocasiones para cambiar los pensamientos de lujuria, por gratitud, en voz alta incluso, por el deseo sexual que ahora siento, que me permitirá tener una vida sexual plena y disfrutable con mi esposa, y engendrar hijos a quienes puedo dejar un legado.
Por eso considero una buena idea tener una libreta a la mano, anotar todas esas 'cosas' que se me ocurre hacer, y guardarlas como banco de ideas para cuando esté casado. XD

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me vi identificado con lo primero que mencionas.
oye, tambien vi algo revelador,
¿porque si el Espiritu santo es todo un caballero ..y esta en mi, no me dejo influir de El y de su imagen..?

Esto esta de muyyyyyy interesante.
Me reta y me pone contra la pared.
"Espiritu Santo queremos ser como tu, todos unos caballeros.
para que seamos mas como el Señor"

Giancarlo Marks dijo...

muy interesante ..algo en lo que dbemos prestar atención!