miércoles, 28 de septiembre de 2011

Lidiando con las alertas rojas en tu relación

Estamos terminando una serie en el blog de LEC llamada "Alertas en tu Relación", sobre los problemas o deficiencias cuya solución no es negociable para que una relación sobreviva, especialmente cuando uno va camino a un noviazgo.

Para este momento, algunos lectores piensan como los discípulos dijeron a Jesús:

—Si así son las cosas, ¡será mejor no casarse! Mateo 19:10 NTV
Es muy necesario ser reales para aceptar que en un noviazgo, no todo es color de rosa, y estos factores de alerta, pueden ser serios obstáculos para seguir adelante. Sin embargo, también es posible enfrentarlos y lidiar con ellos. ¿Cómo hacerlo?

No todas las alertas rojas tienen la misma urgencia o peso en la relación. Por ejemplo, lidiar con violencia interpersonal o la adicción a la pornografía de tu pareja, es más grave que la tendencia a ignorar un conflicto. Tampoco se trata de usar estos listados para evaluar, juzgar y desechar a una potencial novia, porque nosotros como hombres seríamos los primeros en quedar descalificados por nuestras múltiples faltas.

Pero la santidad y sanidad relacional también significa vivir en calma, sin la necesidad de involucrarse uno en un agujero negro que succionará constantemente la energía espiritual. Estas son algunas sugerencias que recomiendo para tratar con una alerta en tu relación:

1. Trata el asunto con compasión.
Reconoce con humildad que tú también estás necesitado de Cristo y de seguir transformando tu vida para parecerte a Él. La gente herida hiere a otros, aprende a reconocer que un carácter agresivo, una adicción o una deficiencia tiene origen en una herida, y en el daño que Satanás produce. No lo tomes como personal.

2. Confronta en paz.
Porque no es algo personal, no es algo en contra tuya, sino consecuencia de otros factores, entonces no tienes que hacer un drama como si fueras atacado. No tienes por que ser áspero y decir algo como "detesto que seas tan dependiente de mí", sino explica con gentileza, "sé que te gusta pasar mucho tiempo conmigo, y disfruto hacerlo, pero últimamente, no hemos tenido tiempo separados y empiezo a resentirlo y a sentir que necesitamos hacer algo al respecto."

3. Piensa a futuro.
Evalúa aquellas cosas con las que podrías seguir viviendo dentro de 5 años, y aquellas con las que nunca podrías convivir; reconoce que para muchas cosas no necesitas que ella cambie, sino desarrollar tolerancia y paciencia, y no ser quisquilloso. Aún más, piensa hacia donde quisieras llevar la relación: si es una amistad, hacia un noviazgo, y si es noviazgo, hacia un matrimonio; las cosas que puedes ignorar en una amiga, quizás sean lass pesadillas al despertar todos los días si se trata de una futura esposa.

4. Comunica por qué no es negociable.
Asegúrate de explicar por qué cierto hábito o rasgo de carácter es incompatible con los valores bíblicos, o con tu crianza. Para evaluarlo de una mejor manera, busca consejo con un hombre o con una pareja cuya relación sana admires, y consulta si lo que estás viviendo es sano, si se trata de tu misma necesidad de transformación, o si definitivamente es algo nocivo.

5. Ofrece apoyo, pero no lleves la carga.
Explica que estarás allí para ayudar a tu amiga o novia a llevar la carga si decide cambiar, ofrece recursos y refiere con un consejero que pueda ayudarla, pero reconoce que no serás su Mesías. Solo hay un mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo, y ese no eres tú. No empieces una relación co-dependiente entre salvador y víctima.

6. Establece límites.
Si las alertas rojas incluyen factores como celos excesivo o tendencia a la violencia, considera alejarte permanentemente. Explica las conductas que esperas no ver repetidas, y las decisiones que has tomado para no exponerte a heridas o abuso, ni a pleitos innecesarios.

7. Espera una respuesta.
Muy probablemente tengas que escuchar que varios rasgos de tu carácter también son alertas rojas por las que ella está sufriendo, y necesitarás reconocerlo, pedir perdón y buscar ayuda.

Finalmente, debes ser honesto y no vivir engañado pensando "ya pasará". Nada cambia por sí sólo, y sin la intervención divina y la voluntad de una persona para cambiar, las cosas siempre se pondrán peores. Quizás éste sea momento de reconocer que una historia no puede tener un final feliz, y que quizás sea el momento de que cada uno siga su camino. A veces lo más santo que uno puede hacer, es dejar de interponerse entre otra persona y las consecuencias de sus actos.

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